El viaje comenzó el 4 de julio, cuando no teníamos ni idea
del destino pero queríamos viajar… Tenemos toda la semana planificando y
preparando equipaje y no sabemos ni para donde iremos… Playa Lulú, descartado,
porque nos comentaron que había vientos de 40Kph aproximadamente y no queremos
morir atacados por millones de clavitos pequeños que nos golpearán hasta partir
(arena)… Para la cascada en Zumbador?, tampoco, es viaje corto para nosotros y
podemos hacerlo cualquier fin de semana… Es el mismo caso de Cobalongo, podemos
ir un sábado o domingo cualquiera…
Pero, mañana es 5 de julio, viernes, fin de semana largo… A
donde carrizo vamos?. Vámonos para
Trujillo!, hay bastantes sitios que visitar y de paso podemos ir hasta Las
pailas que nunca hemos podido llegar por cuestiones de tiempo…
Así lo pensamos, y
así lo hicimos. Terminamos de cuadrar equipaje (para frío), y cuadramos hora de
salida para el día siguiente.
A las 7am ya todo el equipaje estaba en la camioneta, el
calor era apremiante, pero había que terminar la revisión de rutina, chequear
que nada se quedara, limpiar bien el parabrisas, chequear el agua de Victoria.
Listo!, ahora si. Prendemos la camioneta y comenzamos a ver un chorrito de agua
caer… -¿Qué es esto?, ¿De Dónde sale esta agua?, ¿Del parabrisas?, Abre ahí el
Capot!....- Cooooo!, se rompió una manguera… De esa no tenemos repuesto… ¿Qué
hacemos?, será cortarla!... Como íbamos
hacia Boconó (Toyolandia), pasaríamos por las ventas de repuestos y la
compraríamos. No hay perdida, plomo!!.
En eso llama La Wales y dice –Ya llegué, ábreme el portón-
Le abro la puerta y pasan, les contamos los acontecimientos y bueno, así
resolvimos arrancar y buscar el repuesto en el camino…
Autopista Jose Antonio Páez |
No salimos a las 7am como teníamos previsto, pero salimos
antes de las 8am, que aún es buena hora ya que en realidad no es tan largo el
trayecto.
La carretera estuvo tranquila, nos encontramos un poco de
tráfico en la autopista, algo de cola, pero después de salir de Valencia, todo
mejoró, nos rindió bastante el día. Fuimos pasando de pueblo en pueblo
verificando si estaba abierta alguna venta de repuestos y nada. Una vez en
Batatal, encontramos varias, pero no tuvimos suerte, se encontraban repuestos
de FJ40 o 45 en su mayoría…
Seguimos así, siempre atentos, no había casi nada abierto
por ser 5 de julio… Preguntamos en cuanta venta vimos, y nada. Decidimos
seguir. Una vez en Boconó, volvimos a preguntar y nada… Fue pasando el tiempo y
nosotros seguimos rodando. Nos distrajimos con el paisaje, llegamos a Niquitao
a la Posada del Sr. Freddy, a quien conocimos hace unos años atrás cuando nos
abrió las puertas y nos ofreció alojamiento en medio de una noche lluviosa y
llena de fango que no nos permitió subir a Cabimbú.
Niquitao |
Niquitao, pueblo del Estado Trujillo, el cual se encuentra a
unos veinticinco kilómetros del pueblo de Boconó, fue fundado en 1626, y aún
conserva la imagen de la arquitectura de la época, que según supimos por ordenanza municipal, no pueden modificar
las fachadas, ya que Niquitao fue declarado “Bien de Interés Cultural” por la
Ley de Protección y Defensa del Patrimonio Cultural el 5 de Febrero de 1.996.
Posada Villa Neblina |
Una vez ahí, cuadramos para ir hasta Las Pailas el día siguiente,
pues nunca hemos tenido la oportunidad de conocerlo. Esa noche pernoctamos
allí, en Villa Neblina.
Casas de Niquitao |
Como aún era de día cuando llegamos, aprovechamos de dar
unas vueltas por el pueblo, nos sorprendió que estaba todo el pueblo de duelo,
pues había muerto alguien, y ese pueblo se paraliza cuando ocurre algo así.
Todos los comercios estaban cerrados, todo el mundo alrededor de la Iglesia, la
carroza fúnebre estacionada a las puertas de la misma, era una Toyota FJ45,
como era de esperarse… Que descanse en Paz escuchas a la gente decir al pasar… Nos
resultó imposible probar las suculentas pizzas que nos recomendó el sr Freddy
(pues todo estaba cerrado), pero si pudimos llegar hasta la casa de la familia
Batoni, famosa por fabricar el mejor vino de mora que he probado.
Llegamos por recomendación del Sr.Freddy, nos estacionamos y
bajamos, estaban a punto de cerrar, pero el Sr. Batoni nos recibió con cortesía
y jocosidad. Nos contó que ese negocio era de su padre, que había fallecido
hace algún tiempo. –A mi no me gusta esto!, me gusta es cultivar las moras, me
gusta el campo. Pero como el viejo ya no está, pues nos ocupamos de este
negocio, que ya tiene mucho tiempo y la gente lo conoce…-
Nos permitió degustar los tres tipos de vino que hacen allí:
Seco, Semi-Seco y Dulce. Además, pudimos probar el ponche, que es una
divinidad!... A mi particularmente me gustó mucho el semi-seco, por lo que
compré 2 botellas y una botella de ponche para tenerla en casa y abrirla en
cualquier ocasión especial.
Así cada quien compró lo que quiso y prometimos volver al
día siguiente de día, ya que el sol se estaba ocultando para comprar los “regalitos”,
y las botellas que se llevarían para Caracas…
“La familia Batoni lleva más de
cien años elaborando uno de
los más exquisitos vinos de mora
de toda Venezuela, siendo
uno de los atractivos gastronómicos
más reconocidos de la
población de Niquitao. Juan
Bautista Batoni Mora es el actual
heredero de la tradición familiar,
la cual fue iniciada por
su abuelo, Elbano Batoni,
quien llegó a la comunidad
procedente de Italia a finales
del siglo XIX y formó su familia
con una mujer de la comunidad. Albano tuvo la iniciativa
de preparar vino como una actividad económica, pero dada
la falta de viñedos y la existencia de moras silvestres,
procuró adaptar los procesos para aprovechar este fruto y
obtener un producto de calidad, considerados actualmente
como los mejores vinos de mora de todos Los Andes
venezolanos,
pues los preparan en tres sabores: seco, dulce y semiseco.
Juan Bautista Batoni manifiesta que la calidad de
este vino depende, entre otras cosas, de que todo su
procesamiento
es artesanal, se madura en barricas de roble blanco durante
ocho meses y de la cuidadosa selección de las frutas
procedentes en su mayoría de su propia finca, aunque dado
el aumento de la demanda ha tenido que recurrir a otros
productores de la zona.”
Tomado de: http://posadadontobiasvzla.blogspot.com/
Sendero a las Pailas |
Estuvimos un rato más comentando y hablando y nos dispusimos
a dormir. Al día siguiente iríamos a Las Pailas, así lo planificamos.
La noche pasó tranquila y apacible, bien arropados el frío
no molesta. Al amanecer nos fuimos despertando y acomodando para salir a la
caminata. Mientras las muchachas se acomodaban, aprovechamos de cargar las
camionetas, ya que la idea era después decidir hacia donde nos moveríamos y
donde acamparíamos.
Comenzó el camino hacia Las pailas, el día estaba claro y
sin nubes, el cielo azul y el sol brillante. En la primera parte de la
caminata, unos 700 u 800mts es bastante inclinado, pero los carros llegan hasta
ese primer tramo, y justo donde comienza la caminería hay un espacio donde podríamos
acampar en una próxima visita.
Hay una hermosa caminería que hizo la alcaldía, con barandas
de madera bien rustica y un puentecito sobre el río, cuando llegas allí
entiendes que apenas estas comenzando, y que aún falta bastante. Hicimos unas
fotos de rigor y proseguimos. El sendero a veces se pone cerrado por tanta
vegetación, hay que tener cuidado, pues el suelo se pone fangoso y resbaloso y
una caída sería peligrosa. Hay un solo tramo difícil, ya que el terreno ha ido
cediendo y es angosto, pero son unos 5metros apenas, así que con cuidado se
pasa rápido y sigues.
En el camino a Las Pailas el Sr. Freddy nos mostró otros
pozos donde puedes bañarte si gustas. Sigues subiendo, y vas haciendo paradas
en cada pozo, así que te da chance de descansar. Al final, llegas hasta Las
Pailas, que son tres grandes pozos en la roca que el al agua ha ido socavando.
Nos contó el Sr. Freddy que los niños se bañan allí con naturalidad y entran y
salen cual delfines del agua. Él en una ocasión se metió en verano y le fue
imposible salir sin ayuda, ya que los bordes de la roca son babosos y las
paredes curvas que no le facilitan agarrarse ni impulsarse.
Unos 3kms separan la Posada Villa Neblina de las Pailas, y
les digo: Vale todo el esfuerzo recorrerlos, nos tomó una hora y quince minutos
con todo y paradas en cada pozo.. Les recomiendo quedarse en la Posada del Sr.
Freddy (Villa Neblina), y de allí parten hasta Las Pailas.
El sendero de retorno se nos hizo mucho más corto, ya no
íbamos hacia lo desconocido, sino que sabíamos exactamente donde pisar, lo
hicimos en unos 30min y al llegar a la Posada, el Sr. Freddy nos llevó hasta su
siembra de fresas donde nos permitió tomar las que quisiéramos para comer… Toda
una delicia!.
Luego de refrescarnos, recoger lo que faltaba y calentar
motores, partimos a dar una última vuelta por el pueblo, fuimos en primer lugar a La Casa de las Mantecadas, que son
unas tortas dulces a base de maíz, deliciosas. Allí aprovechamos de visitar una
colección de antigüedades por tan sólo 5 bolívares, donde pudimos ver desde
afiches de películas, hasta encendedores; hierros de marcar ganado, teléfonos,
cámaras, botellas, y latas de diversos productos que hoy la juventud ni conoce…
Es una parada obligada cuando pasen por Niquitao.
Luego de salir de allí, recordamos que el día anterior vimos
un museo cerca, así que fuimos hasta allá, es el Museo Monseñor Dr. Jesús
Manuel Jáuregui, que fue inaugurado en
la que fue su casa natal; El Monseñor Jáuregui fue reconocido como el símbolo
de la integración andina, de modo que quisieron dignificar el sitio que marcó el comienzo de
una vida cuya obra imperecedera y fecunda estuvo dedicada al impulso del bien,
de la justicia, del amor, de la investigación, la ciencia, la cultura y la
espiritualidad de nuestros pueblos andinos.
Una vez en el Museo, dimos una vuelta de reconocimiento y
salimos hasta el patio trasero, desde donde se aprecia una vista hermosa de los
cerros de Trujillo, todos sembrados y cultivados, una belleza. Cuando lo
visitamos tenían un problemita con unas abejas que estaban tratando de hacer su
colmena en el techo y no pudimos disfrutar de la visita guiada… Será en otra
ocasión.
Pero si aprovechamos de conversar con la Sra. María, que
estaba encargada de la pequeña tiendita en la entrada al Museo. Allí probamos
algunos dulces típicos y aprovechamos de comprar algunos recuerditos ara llevar
a casa. Dimos un paseo corto y nos despedimos.
De allí fuimos a comer, porque ya el hambre ataca, eran la
una de la tarde y recordamos que frente a los Vinos Batoni habíamos visto un
restaurant, así que allá fuimos a parar, era matar dos pájaros de un solo tiro.
Una vez en ese restaurant, nos comimos unas deliciosas
sopitas, había de arvejar y pisca, a su elección, y quienes quisieron pidieron
un segundo plato, que para este grupito fue TRUCHA sin pensarlo mucho. Nos
sorprendió la decoración, no se pierdan visitar el baño para que se sorprendan
con el “papel tapiz”, y si les interesa saber los precios, son casi
regalados!... IMPELABLE hacer esa parada, porque además la comida estaba
Divina!
Al salir, cruzamos la calle y entramos a visitar al Sr. Batoni,
comprar unos vinitos y despedirnos hasta el próximo viaje… Todo un placer
conversar con ese señor…
Nos montamos en las camionetas y cuadramos que hacer. Los
muchachos querían subir a Cabimbú, así que los complacimos, sería esa la ruta
que tomaríamos. Nosotros teníamos nuestras dudas (recuerdan la manguera que
estaba falla)… Eran las 2:30pm cuando arrancamos.
Comenzamos a subir por las Mesitas y el cielo permaneció
despejado, tuvimos suerte, pues pudimos apreciar los cerros en todo su
esplendor. Que colores más hermosos!... En algún punto, Carlos observó que
estaba comenzando a subir la temperatura… -Cooooo! Esa es la manguera! Bien
bueno pues!- Al mismo tiempo por el radio: -Parada!, recorten, mosca!. Esta recalentándose
Victoria!...-
Así nos paramos en un recodo, abrimos el capot y confirmamos
nuestro mayor temor… La Manguera se rompió!... Nos vimos las caras: -¿Y ahora
qué hacemos?-. Carlos: -Déjame revisar
la caja repuestos a ver si resolvemos con la otra manguera que tenemos ahí-
Buscamos la manguera, sacamos la caja de herramientas,
miramos todo alrededor, ustedes saben, en esos momentos uno cree que va a
encontrar una mata de mangueras de donde sacar el repuesto pa´ resolver esto…
Lo cierto es que estuvimos probando varias alternativas ahí para ver cual
funcionaba. Entre ellas tomamos prestado un pedazo de alambre de una cerca, que
No funcionó.
Lo único que pudimos hacer fue: Cortar la manguera, volver a fijar
la abrazadera y bajar. Lamentablemente no podríamos seguir subiendo con esta
falla. Debíamos bajar para acercarnos a la civilización y poder ubicar el repuesto
la mañana siguiente. Este segundo corte dejaba la manguera muy corta y podría
romperse en cualquier momento.
Hicimos eso, pusimos agua full en el radiador y comenzamos a
bajar. Así lo hicimos hasta Boconó, pues allí sería el sitio donde tendríamos
mayor posibilidad de localizar el repuesto en la mañana siguiente.
Ubicamos un
hotel, fuimos a comer y luego a la plaza a conversar un rato. La manguera
comenzó a botar agua nuevamente cuando llegamos al hotel, pero bueno, no
podíamos hacer nada a esa hora. Dejaremos eso así hasta mañana temprano, cuando
buscaremos alguna venta abierta y resolveremos.
La mañana siguiente comenzó a las 7am para nosotros. A las
8am ya Carlos estaba por las calles de Boconó buscando alguna venta de repuesto
abierta. No tuvo suerte. Pero si encontró un alambre en una casa que estaba en
construcción y lo “tomó prestado” (hacemos llegar nuestra disculpa y agradecimiento).
Con eso empató las mangueras y amarró. –En nombre de Dios!, así nos iremos-
Menos mal que podemos llamar a una grúa en cualquier momento…
Pero, como a la gente buena le pasan cosas maravillosas,
cuando íbamos saliendo de Boconó pasamos por una venta de repuestos que estaba
abierta y nos paramos sin pensarlo!. Tenían una manguera que nos podía servir!,
Aunque era un poco más larga, tenía la misma forma. La compramos y nos fuimos a
la plaza, allí desayunaríamos y esperaríamos a que se enfriara la camioneta
para cambiar el repuesto. Todo
positivo!. Manguera cambiada +gente desestresada y comida = TODOS FELICES!
Como ya la camioneta estaba fina, y era temprano, pensamos
en hacer unas visitas que estaban cerca.
Lo primero fue subir al Cerro donde estaba el Mirador La Estrella, sitio que
nos recomendó un chamo que conocimos la noche anterior en la calle del hambre.
Lorenzo (Junior) dijo que era bien fino, que se veía parte de Boconó y que la
gente subía a tomar caña allá arriba, pero que de Día siempre estaba solito.
Impelable, pensamos. Vamos para allá. Y así fue, ubicamos el
cerro y subimos. Tremenda vista!. Se ven las dos entradas a Boconó, bien por
Valera y la de Biscucuy que es por donde siempre andamos nosotros… Mirar la
ciudad desde arriba te da otra perspectiva. Es una belleza. Grande y bella!.
Estuvimos un rato allí, y descubrimos que hay un sendero
para la gente que sube a pie, caminamos un ratico por allí para acercarnos
hasta otra punta del cerro y ver el resto de la ciudad… Vale el esfuerzo. Es
bellísimo, la brisa fresca que no para, el sol radiante y la más hermosa vista
de Boconó.
De allí bajamos y pasamos directo al Museo del Trapiche, que
siempre que pasamos está cerrado. Hoy estaba abierto y no lo pensamos dos veces
antes de pararnos y hacer el recorrido. No estaba abierto por completo, pero
pudimos hacer el recorrido y tomar fotos. Un hermoso jardín en el centro de la casona,
flores de todos colores y un gran samán que llena de sombra todo el lugar. Una
interesante exposición fotográfica de gente Boconesa de antaño. Hay que ver cómo
ha cambiado este pueblo!.
Seguimos el
recorrido hasta mirar el trapiche, también conservado, que parece que puede
funcionar en cualquier momento!. Basta quedarse en silencio y mirar para
imaginarse como ha debido ser eso en tiempos de la colonia, mirar a negros
esclavos de piel brillante y curtida por el sol manejar la caña, empujarla entre
los rodillos y usar el bagazo para los telares… Es como viajar en la historia
en vivo y directo. Toda una experiencia… Totalmente recomendada esa visita. Sobretodo
si hay gente joven en el grupo que no conocen estas historias…
Para quienes no saben, el TRAPICHE es una unidad de producción
de azúcar que utiliza la fuerza animal o natural para el movimiento de los molinos o mazas. En este museo era hidráulica
(agua), que procedía directamente del río la que movía el molino, como se ve en
la foto. Aunque pueden encontrarse trapiches movidos por el viento e incluso de
fuerza pendular… Fue hasta muchos años después
cuando se incorporó la fuerza motora del vapor para facilitar ese trabajo.
Luego de esta visita llena de historia, teníamos una última
parada que hacer: La Laguna de los Cedros. Comenzamos a salir de Boconó y nos
desviamos a la laguna. Ahí aprovechamos de averiguar con la gente de Inparques
acerca de la acampada ahí y de la ruta para el próximo viaje. Estuvimos un rato
más y arrancamos, eran las 3:00pm cuando salimos con destino s casa…
La carretera estuvo suave, y tranquila gracias a que ya
teníamos el repuesto cambiado. Hicimos una que otra parada técnica para servir
refrescos y eso. Y llegamos a casa a las 9:30pm. Fiona tardó una hora más en
llegar a casa, ya que iba a Ccs…
Excelente paseo, grandes experiencia y gente bella…
Hasta la Próxima Ruta!