


Comenzamos a subir poco a poco y
fuimos disfrutando del maravilloso clima en Boconó, lugar donde nos tomamos
unas malteadas frente a la Plaza Bolívar en las icónicas Malteadas La Paz, y
preparados ya, iniciamos el recorrido
hasta La Vega de Cabimbú, lugar donde acamparemos. El camino ya lo conocemos,
lo hemos hecho varias veces antes. Así que pasamos saludando a la gente y
haciendo fotos, encantados con la vista, el clima y la tranquilidad.

A las 3:13pm estábamos ya en el
lugar, el terreno del Sr. Alirio, allí mismo en la Vega arriba, como le dicen
allí. Abrimos el falso y entramos a nuestro lugar de ensueño, una colina de
pasto verde cortico, algunas piedritas adornan el suelo, flores amarillas
crecen a discreción, un riachuelo nos arrulla con su recorrido entre las rocas
más grandes, y unas montañas llenas de frailejones, siembras con fresas y
decenas de aves que nos regalan su canto en las mañanas y al caer la tarde,
esto hace en conjunto el paraíso de todo ecoturista. Pero como una Imagen vale
más que mil palabras, aquí les dejo algunas fotos del campamento y sus alrededores.

Llegó la noche, y con ella el frío,
nos resguardamos bajo el toldo en nuestra pequeña cueva, hicimos té,
conversamos un rato y nos fuimos a dormir temprano porque el cansancio apremia
luego de tantas horas de carretera.

Al calentarse todo, nos levantamos
y compartimos amenamente, mientras tomábamos café y planificábamos el
desayuno/almuerzo de ese día… Serán panquecas, ¿les parece?, pregunté a todos
recibiendo una respuesta entusiasta y afirmativa… Entonces, así será…
A las 10:00am aproximadamente
comenzamos con las panquecas, una tocineta crujiente, huevos revueltos y hasta
pan tostado para quien esté interesado… Si acompañas esto con un jugo de naranja,
sirope de maple y café, tendrás una completa divinidad… BUEN PROVECHO!.

Cuando estás allí arriba en esa
colina, te recomiendo VER, ver con detenimiento, siempre hay algo que ver
cuando estás en un lugar así. Pude ver los pajaritos recorrer las flores y
ramas, los pegones y mariposas reposar sobre las flores de los frailejones, vi
también los pequeños saltamontes correr ante mis pies cuando te abres paso
entre la paja que cubre la cima, e incluso a pequeñas truchas que se abren paso
entre las aguas del riachuelo para poder crecer.
Cuando viajes, entra en contacto
con la vida, con la naturaleza, aprovecha de aprender un poco del respeto que
tienen unos seres para con otros, la Naturaleza es sabia.
Cuando bajas de la colina, te
sientes renovado!. Es todo un encuentro con la naturaleza y hasta con uno
mismo.
Al bajar conversamos (siempre
tenemos cuentos nuevos), y decidimos que la cena sería Fideuá… En esta ocasión,
sería Piky quien se destacaría en la cocina… Mientras estuvo cocinando los
olores nos fueron acercando al toldo, y ahí nos quedamos mientras esperamos que
estuviera listo. Servimos los suculentos platos, queso parmesanos para quien
quiso y refrescos que bien pueden tomarse sin hielo porque permanecen fríos por
el clima. Toda una DELICIA!!...
Esa noche igualmente nos
correspondió una taza de Té para contrarrestar el frío de la noche mientras
miramos las estrellas, haciendo uso de Google Sky Map en mi Galaxy pude
observar las constelaciones y estrellas e identificarlas, estuvo completamente
visible SIRIO, Géminis, Orión, la Osa Mayor y menor, Júpiter, Cástor y Pólux,
Canópus, Proción, en fin la inmensidad del cielo ante nosotros… Luego a dormir,
pues no queríamos dar tiempo para enfriarnos…

Ese día partíamos, decidimos
hacerlo así para poder hacer el recorrido de regreso sin apuro, así que hicimos
sandwichs, recogimos campamento, revisamos que no hubiera quedado ningún tipo
de basura nuestra o de alguien más, y arrancamos rumbo al pueblo de Cabimbú,
para agradecer al Sr. Alirio y saludarle. Llegamos a su casa y tuvimos la dicha
de poder encontrarle, nos regaló arepas y cuajada para que lleváramos para el
camino, aprovechamos de dejarle una bolsa de ropa y cotillones para sus nietos.
Nos invitó a quedarnos en su casa, le comentamos que en Semana Santa
volveríamos, y les alegró mucho. Nos despedimos y emprendimos el viaje de
retorno.
En el camino de retorno fuimos
haciendo paradas para regalarles a los niños chucherías y perinolas, resulta
hermoso mirar sus sonrisas, sus rostros quemados del frío y sus manos pequeñas
que se abren a recibir ese poquito de amor que llevamos. Los niños nos
regalaron fresas y les dijimos que en Semana Santa volveríamos con unas piñatas…
Nos despedimos y partimos…
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Bajando de Cabimbú |
Bajar a Boconó fue muy rápido, en
el camino seguimos regalando sonrisas, dulces y juguetes, la gente es muy
receptiva, te hace sentir muy venezolano. En algún momento de la vía obtuvimos
cobertura en los teléfonos y Piky se comunicó con su hermana que vive en Cabudare,
y confirmamos nuestra pernocta en su casa esa noche, por lo que el viaje nos lo
tomamos con calma e hicimos las paradas que quisimos, esa noche dormiríamos en
Cabudare para hacer escala antes de llegar a casa.
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Llegando a cabudare |
Esa noche llegamos, nos recibieron
maravillosamente, e hicimos una parrillita. Pasamos una noche genial, mucha conversa, chistes, risas y
reflexiones.. ¿Qué más puede pedirse para una conversación?. Nos fuimos a
dormir (con temperatura controlada después de dos días rudos) y nos levantamos
recargados y descansados… Unas suculentas arepas nos dieron los buenos días y
nos despedimos para partir, muy agradecidos por los gratos momentos, las
atenciones y la buena energía de ese hogar… Planificamos un paseíto a la Cascada
del Vino que sólo falta ponerle fecha.
Así, rumbo a casa, con el sol
radiante, el cielo azul y unos cuantos kilómetros por delante… Llegamos
temprano a casa, a las 4:00pm ya estábamos poniendo orden en nuestro equipaje,
alegres de llegar y felices del recorrido…
Hasta la próxima Ruta!