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Fotógrafa por Vocación|Viajera de pura pasión|Venezolana enamorada♥ libiabolivaroraa@gmail.com

miércoles, 13 de febrero de 2013

La Vega de Cabimbú


Nuestro viaje comenzó muy temprano… Levantados desde las tres de la madrugada, pues hay que terminar de cargar el equipaje en la camioneta, cerrar la casa y vigilar que nada se nos quede, miren que a 2800msnm el frío es rudo y si dejamos algo, lo lamentaremos… Nos ponemos en contacto con nuestros compañeros de viaje por vía telefónica y confirmamos la hora de encuentro en la Encrucijada, será a las 4:30am. Terminamos de montar todo, cerrar, calentar la camioneta y salimos!; aún es de noche, la brisa está fría y las calles solas… -Vámonos con precaución, a esta hora hay mucho borracho aún en la calle-. Llegamos a la Encrucijada, en seguida llegaron nuestros compañeros de viaje, nos saludamos rápidamente y arrancamos. La caravana es pequeña, somos dos carros, así que nos montamos en la autopista con precaución, ya que había bastante tráfico… La cantidad de tráfico y la imprudencia nos dio un gran susto, antes de entrar al Túnel de la Cabrera, un vehículo decidió cruzar desde el hombrillo para girar en “U”, justo delante de nosotros, tuvimos que frenar bruscamente y salirnos de la vía,  aunque logramos esquivarlo y detenernos a tiempo, nos chocó en el mataburro. Afortunadamente para nosotros, no nos pasó nada, apenas un rayoncito en el mataburro. El conductor del otro vehículo era un tipo joven, nos imaginamos que estaba borracho, se bajó muy apenado y asustado, tuvo que retroceder con el carro para poder separarlos, revisamos los daños, no teníamos nada que lamentar, así que retrocedimos también y arrancamos. Nos paramos más adelante para revisar bien y encontrarnos con Piky y Lilia (nuestros compañeros de ruta) que tuvieron que seguir en el momento del incidente ya que no pudieron frenar por la cantidad de vehículos.

Proseguimos, agradecidos de que no hubiera pasado a mayores y nos dispusimos a disfrutar la vía y esperar el amanecer, que no fue sino hasta que pasamos San Carlos que comenzamos a ver los primeros rayos del sol. El viaje transcurrió normalmente, con buen clima y mucha brisa. Tomamos la autopista José Antonio Páez e hicimos una parada técnica para comernos unos sandwichs y tomar café. Al arrancar, comenzamos a ver nubosidad y pensamos que nos llovería, pero afortunadamente nos suavizó la ruta, refrescó el ambiente pues al pasar por Guanare ya había lloviznado.
Así rodando, llegamos a Batatal, allí hicimos una parada para comprar hielo y refrescos, en la Licorería donde nos paramos estaba "Juan Sarna", todo un personaje del pueblo de Batatal, curioso y amigable, pendiente de nosotros, mirando las camionetas, vestido de una manera particular, hasta se agachó para saludar a Essi, nuestra compañera canina. Se encargó de recoger la basura, nos hizo el favor de llevar las bolsas de hielo vacías hasta la cesta de basura y hasta nos dejó de regalo una caja de carton que consiguió en la acera... Todo un personaje!

Comenzamos a subir poco a poco y fuimos disfrutando del maravilloso clima en Boconó, lugar donde nos tomamos unas malteadas frente a la Plaza Bolívar en las icónicas Malteadas La Paz, y preparados ya,  iniciamos el recorrido hasta La Vega de Cabimbú, lugar donde acamparemos. El camino ya lo conocemos, lo hemos hecho varias veces antes. Así que pasamos saludando a la gente y haciendo fotos, encantados con la vista, el clima y la tranquilidad.

A las 3:13pm estábamos ya en el lugar, el terreno del Sr. Alirio, allí mismo en la Vega arriba, como le dicen allí. Abrimos el falso y entramos a nuestro lugar de ensueño, una colina de pasto verde cortico, algunas piedritas adornan el suelo, flores amarillas crecen a discreción, un riachuelo nos arrulla con su recorrido entre las rocas más grandes, y unas montañas llenas de frailejones, siembras con fresas y decenas de aves que nos regalan su canto en las mañanas y al caer la tarde, esto hace en conjunto el paraíso de todo ecoturista. Pero como una Imagen vale más que mil palabras, aquí les dejo algunas fotos del campamento y sus alrededores.

Esa tarde llegamos, respiramos profundo disfrutando cada detalle y procedimos a ubicar las camionetas y armar campamento. Las prioridades son protegernos de la brisa y ubicar lugares planos para las carpas de piso. Así lo hicimos, armamos las carpas, instalamos el toldo en el centro, y protegimos los laterales con unas lonas para poder estar resguardados de la brisa que incrementa la sensación de frío por las noches. Ese día hicimos hamburguesas, unas suculentas hamburguesas a la parrilla, que nos quedaron de lujo!.

Llegó la noche, y con ella el frío, nos resguardamos bajo el toldo en nuestra pequeña cueva, hicimos té, conversamos un rato y nos fuimos a dormir temprano porque el cansancio apremia luego de tantas horas de carretera.

El amanecer viene acompañado de los más tibios rayos del sol, que recibes con entusiasmo luego de la fría noche que te abraza con al menos -2 Grados C. Y es que a 2800msnm no puedes esperar menos de eso.

Al calentarse todo, nos levantamos y compartimos amenamente, mientras tomábamos café y planificábamos el desayuno/almuerzo de ese día… Serán panquecas, ¿les parece?, pregunté a todos recibiendo una respuesta entusiasta y afirmativa… Entonces, así será…

A las 10:00am aproximadamente comenzamos con las panquecas, una tocineta crujiente, huevos revueltos y hasta pan tostado para quien esté interesado… Si acompañas esto con un jugo de naranja, sirope de maple y café, tendrás una completa divinidad… BUEN PROVECHO!.

Pasó el día de lo más tranquilo, aprovechamos de hacer una mini caminata hasta la cima de una colina donde, si lo deseas, alcanzas cobertura EDGE y 3G para Movilnet y Movistar, además de disfrutar de una vista relajada y privilegiada de la vega de Cabimbú, con sus siembras multicolores de fresas, papa, remolacha, zanahoria entre otras cosas… El contraste del cielo azul sobre aquellas colinas, la neblina que acaricia la cima y de vez en cuando baja a tu espalda y te arropa de improviso, el silencio que escuchas a lo lejos y te permite apreciar la música de los pajaritos que van llegando de a dos o tres, y si cierras los ojos sientes que estás en el cielo.

Cuando estás allí arriba en esa colina, te recomiendo VER, ver con detenimiento, siempre hay algo que ver cuando estás en un lugar así. Pude ver los pajaritos recorrer las flores y ramas, los pegones y mariposas reposar sobre las flores de los frailejones, vi también los pequeños saltamontes correr ante mis pies cuando te abres paso entre la paja que cubre la cima, e incluso a pequeñas truchas que se abren paso entre las aguas del riachuelo para poder crecer.
Cuando viajes, entra en contacto con la vida, con la naturaleza, aprovecha de aprender un poco del respeto que tienen unos seres para con otros, la Naturaleza es sabia.

Cuando bajas de la colina, te sientes renovado!. Es todo un encuentro con la naturaleza y hasta con uno mismo.

Al bajar conversamos (siempre tenemos cuentos nuevos), y decidimos que la cena sería Fideuá… En esta ocasión, sería Piky quien se destacaría en la cocina… Mientras estuvo cocinando los olores nos fueron acercando al toldo, y ahí nos quedamos mientras esperamos que estuviera listo. Servimos los suculentos platos, queso parmesanos para quien quiso y refrescos que bien pueden tomarse sin hielo porque permanecen fríos por el clima. Toda una DELICIA!!...

 

Esa noche igualmente nos correspondió una taza de Té para contrarrestar el frío de la noche mientras miramos las estrellas, haciendo uso de Google Sky Map en mi Galaxy pude observar las constelaciones y estrellas e identificarlas, estuvo completamente visible SIRIO, Géminis, Orión, la Osa Mayor y menor, Júpiter, Cástor y Pólux, Canópus, Proción, en fin la inmensidad del cielo ante nosotros… Luego a dormir, pues no queríamos dar tiempo para enfriarnos…

La noche estuvo fría, muy fría. Gracias a que hicimos ciertas modificaciones en el campamento en cuanto a la ubicación de nuestra carpa y lonas en el toldo, pudimos pasar la noche sin mayor inconveniente, pero al despertar nos sorprendió ver que había hielo sobre nuestras carpas, las pequeñas gotas que reposaban en los sobretechos, estaban congeladas, obviamente comenzó un desfile de fotos, el techo del toldo, las carpas, las camionetas, las lonas que pusimos alrededor del toldo, los limpiaparabrisas, las flores, el pasto, TODO tenía esa fina capa de hielo que resultaba hermosa!.

Ese día partíamos, decidimos hacerlo así para poder hacer el recorrido de regreso sin apuro, así que hicimos sandwichs, recogimos campamento, revisamos que no hubiera quedado ningún tipo de basura nuestra o de alguien más, y arrancamos rumbo al pueblo de Cabimbú, para agradecer al Sr. Alirio y saludarle. Llegamos a su casa y tuvimos la dicha de poder encontrarle, nos regaló arepas y cuajada para que lleváramos para el camino, aprovechamos de dejarle una bolsa de ropa y cotillones para sus nietos. Nos invitó a quedarnos en su casa, le comentamos que en Semana Santa volveríamos, y les alegró mucho. Nos despedimos y emprendimos el viaje de retorno.

En el camino de retorno fuimos haciendo paradas para regalarles a los niños chucherías y perinolas, resulta hermoso mirar sus sonrisas, sus rostros quemados del frío y sus manos pequeñas que se abren a recibir ese poquito de amor que llevamos. Los niños nos regalaron fresas y les dijimos que en Semana Santa volveríamos con unas piñatas… Nos despedimos y partimos…

Bajando de Cabimbú
Bajar a Boconó fue muy rápido, en el camino seguimos regalando sonrisas, dulces y juguetes, la gente es muy receptiva, te hace sentir muy venezolano. En algún momento de la vía obtuvimos cobertura en los teléfonos y Piky se comunicó con su hermana que vive en Cabudare, y confirmamos nuestra pernocta en su casa esa noche, por lo que el viaje nos lo tomamos con calma e hicimos las paradas que quisimos, esa noche dormiríamos en Cabudare para hacer escala antes de llegar a casa.
Llegando a cabudare

Esa noche llegamos, nos recibieron maravillosamente, e hicimos una parrillita. Pasamos una noche genial,  mucha conversa, chistes, risas y reflexiones.. ¿Qué más puede pedirse para una conversación?. Nos fuimos a dormir (con temperatura controlada después de dos días rudos) y nos levantamos recargados y descansados… Unas suculentas arepas nos dieron los buenos días y nos despedimos para partir, muy agradecidos por los gratos momentos, las atenciones y la buena energía de ese hogar… Planificamos un paseíto a la Cascada del Vino que sólo falta ponerle fecha.

Así, rumbo a casa, con el sol radiante, el cielo azul y unos cuantos kilómetros por delante… Llegamos temprano a casa, a las 4:00pm ya estábamos poniendo orden en nuestro equipaje, alegres de llegar y felices del recorrido…

Hasta la próxima Ruta!